lunes, 19 de enero de 2009

Desvelo

Hay siete mares y una canilla abierta,
tan solo una gotera no nos dejará dormir.
Los suspiros que pasan por debajo de la puerta
no te causarían terror si fueras maniquí.

Carne, parches de hormigón y miel
que aprendieron a silbar la melodía,
que supieron besarte y serte infiel,
que se tragan su sombra y su saliva...

Un lienzo donde dibujar lunares
se dobla, se pliega, se forma
y le brotan dos ojos para mirarse
y luego la culpa y la memoria.

Y recién ahí nace el desvelo,
isla de reflexiones estancadas
que aunque no las nombres hacen eco,
maldito naufragio en una cama

dedicado al Clarividente Daltonico

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