viernes, 9 de abril de 2010

Ya no soy silencio

Cuál es el ventanal que no da a los cementerios?
La barbarie empezó mucho antes de la Barbies y no se irá con ellas.
Voltéate y mírame, estoy ciego, los ojos se me evaporan sin mirada...
Cuántas placentas están repletas de lo mismo:
carne de otra carne, piel de otra piel...
Tomo el tren, voy a cualquier parte,
el pasamanos huele a diez mil vidas por segundo,
los parabrisas contra el viento,
ruge el viento que viene del océano.
Me bajo como se bajan las pestañas y se pierden,
cerca, en las ojeras, en la nariz, en el pecho,
me bajo y lo primero que hago es pisar la cáscara de un durazno.
La primer conclusión es que no era de oro,
la segunda que me estaba esperando,
y la tercera es que estoy a punto de morirme.
Me da miedo, subo las escaleras, ya estoy en la calle,
oigo bocinas, pasa un taxi,
la muerte se acerca, será un accidente?
Un francotirador tal vez,
y ahora mismo me está siguiendo desde esas ventanas, lo presiento, me observa...
Pudo ser cualquiera,
pudo ser cualquiera pero fui yo,
y tu no te volteaste, y tu no me miraste
cuando fui ciego y los ojos se me evaporaban sin mirada...
"Cuál es el ventanal que no da a los cementerios?" te preguntaras
porque en todos me verás...
Miento.
No me veras en ningún lado,
no voltearas para verme porque no te llamaré.
Hay tormenta y los pararrayos están anclados en mi ingle,
descubro que he vomitado en la alfombra,
no lo recuerdo pero no pudo haber pasado otra cosa.
Los almohadones están en el piso como cadáveres,
casi que hay siluetas de tiza cuando los levanto.
El espejo esta roto y la mitad de la botella lo mira desde abajo
como cuando dos amigos se miran después de agarrarse a golpes.
Hubo un silencio entre la botella y el espejo,
ese silencio era yo.
Quizás cuando el francotirador por fin me dispare
lo que quede de la botella le diga a lo que quede del espejo que lo lamenta,
y que no hay ventanales que no den a los cementerios,
y que no hay mares sin cuerpos en el fondo...
Aun soy ese silencio,
me muevo por el mundo con esa naturaleza a cuestas,
carne de bibliotecas y de hospitales, de salas de espera...
Volteate y mírame, estoy ciego, los ojos se me evaporan sin mirada,
humedece tus labios con saliva,
estas a punto de pronunciar unas palabras...
En ese instante me transformo, ya no soy silencio
soy lo que queda alrededor de un agujero de bala

"Los portones del cementerio" by Marc Chagall
http://www.musee-chagall.fr/

3 comentarios:

PabloDG dijo...

Este es el primer texto en mucho tiempo, se imponia un cambio en el metodo, en la busqueda, en la resolucion... y por ende en los resultados... no me encanta pero me intriga... es un texto que se dispara narrativo, con vertigo y metaforico, pero ya el vertigo y la metafora no sirven a esos versos como espadas de magos que incrustan en sarcofagos con el cuerpo del lector adentro para luego demostrar que al salir se es el mismo... eso ya no era magia, era truco y me gustan esos trucos, me seducen pero por ahora tomaré otro tren, este, más narrativo, que me recuerda más a mis primeros textos, más primitivos... la evolucion, la seleccion no tan natural y la extincion son posibilidades...

Cuál será el ventanal que no da a los cementerios? No sé... aqui Chagall es el portero de este cementerio judio

CHANGE
hasta la proxxx

Paula dijo...

Me encantó. Gracias. Me encantó, repito. Además tengo un poema que termina de forma similar, gracias por compartir tus poesías.
Paula

PabloDG dijo...

gracias x comentar Paula, estuve leyendo tu blog y la verdad que me ha gustado mucho así q espero q sea el comienzo de una amistad literaria...

además, como sabrás, estos espacios se enriquecen con comentarios y en definitiva solamente sabemos que nuestros textos llegaron a alguien si nos lo comeentan.. asi que es la unica satisfaccion del poeta...

estemos en contacto

saludos