viernes, 10 de abril de 2009

Mucho después del rocío

Tantas veces me degusté
con el paladar del cuchillo
que no me da miedo decirlo
soy multiplo de un viernes torcido,
arcadas de ginebra y pasado,
sangre en los surcos y en las manos.

Soy mi propio desprecio,
mis sonrisas reunidas
en una gota de lluvia
y en una raya de harina
todas las estrellas y la luna
se te meten más hondo que la vida.

Y te despertás mucho después del rocío
con los ojos duros y afiebrado,
derecho a arrodillarte en el baño
a enterrar el cadaver del alivio de ayer.

El callejón de mis desvelos
está escrito con tu letra,
y mis lunares son antorchas
de hurgadores de promesas
que asustan a las gaviotas
que sobrevuelan, sin permiso, mis venas.

En la parodia de tus olas
llegan los cadaveres del río
como siameses por la sombra
que se asoman al reflejo
que se inyectan marea roja
y se pudren en el viento.

Y te despertás mucho después del rocío
con los ojos duros y afiebrado,
derecho a arrodillarte en el baño
a enterrar el cadaver del alivio de ayer

foto de Manuel Arribas

otro texto que se fue haciendo cancion
y que me gustaría alguna vez algún amigo lo cante
y yo haga coros en ese estribillo que atrapé en el aire

2 comentarios:

Annabell Manjarrés Freyle dijo...

Poesía Maldita de poetas exiliados en el siglo XIX.
Me gusta esa imagen en el mar y lo cadáveres llegando, se me vino a la mente el día D, cuando el desembarque de Normandía. Muy inquietante, la muerte tiene una particular belleza.

Seguiremos en contacto

Saludos desde El Espejo Lunar Blanco

Annabell Manjarrés Freyle dijo...

ahhh se me olvidaba. Has escogido una excelente fotografía!!

:)