pintando sus ojos, acomodando su gesto;
Ese es trabajo de un hombre que no soy.
Es casi un vicio del caminante fingir
decir que su pelo ayer era así
y que sus ojos miraban asá,
y mentir un gesto adusto que no existió.
Te pido perdón si mi espejo de ayer
dibuja otro hombre con su fiel pincel,
fiel a un pasado que ya anocheció.
Ayer mis labios besaron al sol
y mi lengua a las nubes mató
destejiendo un cielo que no es el de hoy,
un cielo repleto de dudas aún.
No quiero sombras que vengan a ensuciar
las luces que acariciaron a mis noches,
a mis noches solas, a mis noches contigo.
Ni mi cama sabe quién soy yo,
no sabe mis sueños, menos sabe mi dolor,
apenas sostiene un cuerpo o dos
y casi sin saberlo sostiene al amor.

No hay comentarios:
Publicar un comentario