miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ver el mundo

Una mujer sosteniendo la belleza
y atras un mundo de cenizas esparcidas,
un objeto de amor que permanece
y el paisaje que no elegí haciendose oír.

Será que la hermosura encerré
en esos ojos que ya no veré
y sobre ese recuerdo construí
un puñal que amenace al porvenir,
un ancla que me ate a sus pies,
el castigo de condenarme a creer
que sin su luz no hay resplandor
que desdibuje las sombras del dolor.

Una mujer inundada de blancura
pisando el relieve de lo inmundo
se hace fuerte y sostiene un mundo
tan bello como ella y tan suyo.

Será que todos cargamos con un lienzo
de un mundo por nosotros dibujado
y atrás agoniza el paisaje de lo ajeno
y el cielo de los otros por siempre nublado
lloverá para todos sus gotas de frío
para decirnos que somos iguales,
solo siluetas escapando del destino
ser ajusticiados por el llanto de un Dios tardío

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