viernes, 31 de octubre de 2008

Además de la tierra mojada

Si todas las baldosas
se partieran una vez
quedaría la tierra, mojada, bendita,
la que pisamos todos los días.

Quedarían las hojas muertas,
las gotas frías,
la melancolía, el arte, y algo más.

Quedaría todo lo gris,
todo lo negro. Ningún color.
Sola la luna
vagando entre el cielo y el mar,
entre las estrellas y los peces,
entre las baldosas y la tierra.

Si todas las flores
se murieran una vez
quedaría la tierra, mojada, bendita,
la que pisamos todos los días.

Quedarían los tallos, la soledad,
las mentiras, la impunidad
de la muerte que espera en el jardín.

Quedarían los pétalos tirados,
los cuerpos soñando
con una luna que ilumina la verdad,
la verdad que se encierra
en el cadáver de una flor
y en la mano que la olvidó

No hay comentarios: